Óscar V. Machado / CDMX Magacín
En la pasada administración capitalina de Claudia Sheinbaum y en particular el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) realizó muchas acciones eficientes con pocos recursos, por lo que tienen un balance positivo en cuanto a la política hídrica, sobre todo porque le tocó una pandemia y una sequía, señala Judith Domínguez Serrano, investigadora de El Colegio de México.
Al presentar los resultados de “La Evaluación Integral de la Política de Agua Potable de la Ciudad de México 2018-2024”, la investigadora señala que los aciertos de Sacmex fueron crear un sistema unificado de información y automatización que permitieron conocer y gestionar en tiempo real el flujo del agua, las quejas por falta o mala calidad del agua, así como la implementación de mesas de coordinación interna (mesa del agua) y externa (mesa con las 16 alcaldías) para coordinar acciones.
Sin embargo, añade la autora de los libros “Agua y Ciudades” y “Marco jurídico del agua en México”, en su investigación también encontraron que existe una desigualdad significativa en el acceso al servicio por factores geográficos y de infraestructura, pues mientras las alcaldías centrales tienen 168 horas a la semana el servicio, las alcaldías periféricas disponen de cero y máximo 16 horas, la calidad del agua es deficiente en 18% del territorio capitalino, lo que afecta a 1.6 millones de personas.
La ex funcionaria de Comisión Nacional del Agua (Conagua) señala que hoy para dotar de agua potable a los más de 9.2 millones de capitalinos, el gobierno de Clara Brugada debe plantear alternativas para la sobre explotación de los acuíferos y debe planificar su política de agua potable que incorpore datos climáticos.
“Hace un año estábamos casi llegando al día cero y ahora tenemos agua de lluvia en abundancia, por eso debe tener una política hídrica flexible, adaptativa, con datos climáticos, porque si no vamos a ir preguntándonos: ¿lloverá o no este año?”, expuso.
La también integrante del Sistema Nacional de Investigadores resalta que el gobierno capitalino debe tener una sólida coordinación con el Estado de México, pues recordemos que del 25% al 30% del agua de la capital proviene de esta entidad, con la cual tiene convenios en materia hídrica desde 1966.
“Hace un mes, el gobierno estatal presentó su plan hídrico y ya advirtió que se tienen que revisar esos convenios porque ya no se sostienen porque debido al desarrollo y movilidad de la entidad, esa agua ya la requieren en territorio mexiquense, este es uno de los puntos críticos que se tienen que ver”.
Con un Doctorado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, la investigadora plantea que se debe incorporar a la ciudadanía en la toma de decisiones del agua, “pues ningún ciudadano sabe cuánto cuesta el tratamiento, recolección, drenaje, bombeo del agua, para que tengamos una idea de que eso cuesta y cuesta más caro que traer el agua potable”.
La Ciudad de México es altamente vulnerable a eventos climáticos, por lo que el agua tiene que estar en el centro de la planificación urbana, por eso cuando el gobierno desarrolle una planificación urbana debe vincularla y subordinarla a una planificación hídrica y no al revés, remata la Domínguez Serrano.
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