Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
En los últimos días, alcaldes de Morena y el PAN, así como autoridades del Gobierno de la Ciudad de México han sincronizado argumentos al parecer encaminados a sustentar la demolición del Estado Azul, y que en el sitio se pueda edificar una magna obra de cientos de departamentos y una gran plaza comercial, en paralelo de que el equipo de futbol Cruz Azul pueda construir su propio estadio en terrenos de la Ciudad Deportiva de La Magdalena Mixhuca, para seguir privatizándola.
Aunque la historia tiene sus orígenes hace más de una década en que se planteó la demolición del estadio de futbol de la colonia Nochebuena, en Benito Juárez, se van reviviendo los argumentos para tal escenario.
El primer momento, el pasado 21 de octubre, en una conferencia de prensa de Lourdes Paz (Morena) alcaldesa de Iztacalco, la que administra La Magdalena Mixhuca. “Somos Ciudad Deportiva; tenemos el estadio de beisbol Alfredo Harp Helú y el Autódromo Hermanos Rodríguez. Estamos a favor del desarrollo y un estadio de futbol le vendría bien a la Ciudad de México, pues ya no funciona el Azul”, dijo con toda claridad, lo que fue difundido tal cual por los medios de comunicación y ella no hizo precisión alguna.
Por cierto, muchos espacios en la Mixhuca han sido privatizados por gobiernos perredistas que ahora están en Morena, como el “Foro GNP” –antes Foro Sol” –, o el espacio donde se edificó el estadio de béisbol Harp Helú, que incluso contó con la venia presidencial de López Obrador. Desde hace muchos años le traen ganas al estadio Palillo para ahí construir el del Cruz Azul, lo que sin duda causará la rebelión de miles de usuarios.
En el mismo tenor de la narrativa, el sábado anterior, el alcalde panista de la Benito Juárez, Luis Mendoza, encabezó la suspensión de actividades no sólo del Estadio Azul, donde se jugaba un partido de ese equipo frente a Juárez, sino también de la Plaza de Toros México, que se ubica a unos metros.
El argumento de Luis Mendoza para la clausura fue “por exceder el aforo de asistentes e incumplir las medidas de protección civil, lo que podría poner en riesgo a los asistentes a espectáculos públicos”.
Curiosamente, aunque el Estadio Azul opera con esa problemática desde hace décadas –tiene 70 años–, a Mendoza se le ocurrió suspender actividades diez días después de las declaraciones de Lourdes Paz de que “el Azul no funciona”.
Mendoza dramatiza más su diagnóstico: según él, cuando hay partidos y otros eventos en el Estadio o la Plaza de Toros, opera “la delincuencia organizada de los ‘viene, viene’”.
Lo que no dicen es que desarrolladores inmobiliarios, como Rioboó, de la “4T”, y otros amigos del panista, desde hace mucho tiempo le han echado el ojo al terreno del Azul para construir una gran plaza comercial, con torres de departamentos, que podrían llegar a 2 mil. A otros morenistas les gusta más la idea de hacer departamentos a precios asequibles, de interés social. Ejemplo: el secretario de Gobierno, César Cravioto –simpatizante de esa política pública–, quien apoyó la suspensión de actividades. Hagan lo que hagan, los vecinos –que llegaron después del estadio– van a estar en desacuerdo. ¿Las autoridades optarán por la menor afectación social o por el negocio más redituable? Lo veremos.
FOTO: Especial