Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El alcalde de Cuajimalpa, Carlos Orvañanos dejó con el ojo cuadrado hasta a las diputadas de su propio partido que conocen bien esa demarcación territorial, cuando expuso que uno de sus proyectos para el 2025 es la rehabilitación del parque Frida Kahlo.
En Cuajimalpa no existe un parque con ese nombre. Lo hay, por supuesto, en Coyoacán. Piensa mal y acertarás, me dijo un legislador sobre este proyecto. “No vaya a ser que hasta reporte que hizo una obra en un parque que ni existe. Vamos a estar vigilantes porque cuando gobernó en 2009 hubo muchas irregularidades, como la sanción por alterar el ex Convento del Desierto de los Leones”, recuerda.
El viernes pasado, en su reunión de trabajo ante diputadas y diputados en el Congreso de la Ciudad de México para pedir mayor presupuesto en 2025, Orvañanos tuvo una presentación muy pobre, sin materiales de apoyo, gráficas, diapositivas que haya entregado por escrito. Nada, sólo palabras, choro, tanto que en varias ocasiones la presidenta de la Comisión de Presupuesto, Valentina Batres, le advirtió que se le había acabado su tiempo.
Hubo otro momento en que Orvañanos volvió a demostrar que no conoce Cuajimalpa. Se refirió a un hospital del “IMSS Bienestar”. Dijo que le mucha gente le ha llevado quejas de que no hay suficientes medicamentos, insumos, personal médico, enfermeras. En resumen, que el servicio es ineficiente.
Cuando recordó que ese nosocomio lo había inaugurado la hoy presidenta Claudia Sheinbaum hace no mucho, cayeron en la cuenta que se refería al Hospital General de Cuajimalpa. Le inquirieron exactamente qué había constatado él sobre la deficiente atención, y se dio la exhibida: tuvo que reconocer que no visitó el hospital. Hablaba de oídas. Luego, le hicieron ver que es un hospital del IMSS Bienestar, y él dijo que habría que decirle al director del IMSS o si no al hermano de Valentina, Martí Batres, director del ISSSTE, para que le dijera al director del IMSS. Así el absurdo del alcalde.
Es explicable, pero desde ningún punto de vista justificable, que Orvañanos no conozca ni la Alcaldía que gobierna. La razón: dejó de vivir en la demarcación durante más de una década. Se fue a Quintana Roo, donde fue de comunicación del polémico gobernador Carlos Joaquín.
Aún no termina de arraigarse de nuevo en Cuajimalpa, a pesar de que es el alcalde. Hoy, hasta los conflictos lo agarran de viaje en Quintana Roo: la semana pasada, vecinos de la colonia Contadero bloquearon la carretera México-Toluca, y él andaba por allá con el diputado federal panista Ernesto Sánchez, quien es su socio en negocios en aquella entidad. El cierre de la carretera fue en protesta por una obra que ha incurrido en irregularidades y los vecinos acusan que no ha hecho nada la Alcaldía.
Esto era previsible que ocurriera, porque cuando lo registraron candidato del PRD a alcalde de Cuajimalpa (también lo apoyaron PAN y PRI), Orvañanos no cumplía el requisito de residencia en la demarcación. Sin embargo, sus adversarios políticos, encabezados por Adrián Rubalcava, no supieron atacar jurídicamente la inelegibilidad. Interpusieron un recurso, pero ya pasada la elección, fuera del tiempo procesal, pues debió ser al momento del registro.
Orvañanos llegó al cargo sin proyecto. Por eso es que, tal como exhibieron los diputados el viernes, está haciendo un gobierno inercial de lo que traía Rubalcava. Es decir, un copy-paste de todo lo que criticó. ¿Podrá hacer algo distinto? Lo veremos.
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