Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La tercera reelección de Rafael Guerra como presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX) es evidencia que a Morena le interesó más la concentración del poder en uno de los suyos –aunque sea calificado como “inepto” –, que designar alguien con mayor capacidad que verdaderamente le diera al pueblo justicia.
En otras palabras, en el caso de la CDMX, el régimen tiró a la basura su reforma judicial, porque a pesar del deterioro en la impartición de justicia con Rafael Guerra, los 34 magistrados electos el 2 de junio –de corte morenista– le dieron su voto a para reelegirse nuevamente. Con ello, Morena asume plena responsabilidad sobre la falta de justicia en la capital del país.
A Guerra se le atribuye cercanía con Morena, y hay elementos para argumentarlo. Lo designó la Asamblea Legislativa como magistrado en 2005, tiempos de la administración de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del DF. Luego, lo hicieron presidente del TSJCDMX con Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno y AMLO presidente de la república.
Durante la etapa de Rafael Guerra, el tiempo de los juicios en primera instancia empeoró, según quejas de litigantes, actores y demandados. Ahora se prolongan hasta 4 años los penales y 5 los familiares, lo que encuadra perfecto en la máxima de “justicia que no es expedita, no es justicia”.
Ha sido una etapa difícil para las mujeres, en especial en causas penales y familiares, porque con Guerra, según organizaciones feministas, puede hablarse de una involución en la perspectiva de género, con graves omisiones ante la revictimización de mujeres, arbitrariedades de jueces y magistrados en casos muy delicados denunciados por acoso, abuso y violación sexual.
Tampoco hay mayor respeto a los derechos laborales, contrario a lo que predica la 4T. Durante la presidencia de Guerra trabajadores sindicalizados han denunciado que hubo un recorte de personal de casi el 30%. Algo así como 800 personas se fueron a la calle. Esa fue la semilla que llevó en mayo pasado a un paro de labores histórico en el TSJCDMX: se prolongó 43 días y causó el daño más grave que ha existido contra la administración de la justicia en la capital.
Más de 11 mil trabajadores interrumpieron sus labores del 28 de mayo al 8 de julio, en protesta por los abusos de Rafael Guerra. Este paro dejó incluso a miles de niños sin dinero para comer, porque los billetes de depósito para alimentos no se podían entregar ni recoger, porque los juzgados familiares estaban cerrados.
En el tema de los dineros Guerra no ha sido transparente: hace unos meses, desde el Congreso de la CDMX, diputados de Morena le exigieron explicar los criterios de asignación presupuestal, así como el destino que tuvieron 760 millones de pesos que adeuda el TSJ. Nunca respondió. Otros legisladores afirman que Guerra no soportaría ni una auditoría blandita al TSJCDMX.
La responsabilidad de los problemas anteriores se la han atribuido al reelecto, no sólo trabajadores, litigantes, actores y demandados, también políticos de oposición e incluso de la alianza oficial. ‘Tropicalizada’ y matizada, podría recurrirse a la frase que le atribuyen a Franklin D. Roosevelt sobre a quien fuera presidente de Nicaragua, Anastacio Somoza: “Sí, Rafael Guerra es un inepto, pero es nuestro inepto” (del actual régimen político).
La reelección de Guerra habría sido imposible sin la intervención de actores principales del régimen (sorprendentemente también mujeres), que incluso cabildearon con los magistrados y le lograron siete votos más de los 53 que requería, aunque haya sido a costa de tirar a la basura su reforma judicial tan cacareada. ¿Ahora qué pretexto van a poner ante la falta de justicia en la CDMX? ¿Será culpa de Calderón o de los neoliberales? Lo veremos.
FOTO: Especial








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